“A ti levanto los ojos, a ti que habitas en el cielo”
Salmo 123,1
Ayer tuvimos una grandísima noticia. ¡A partir del lunes 11 de mayo podremos volver a celebrar la Misa! Y la primera Misa dominical va a ser el Domingo 17. Por todo ello, muchos ya estamos contando con los dedos los días que faltan. Es cierto que van a surgir muchos interrogantes sobre cómo celebrar y comulgar en estas circunstancias; pero tranquilos, daremos las indicaciones a medida que se acerquen esas fechas. Lo que está claro es que nadie nos puede quitar ese gozo que ya tenemos viéndonos en esos días. De hecho, ya estoy pensando en cómo prepararnos durante la semana previa. Porque después de un ayuno eucarístico tan extraordinario, la vuelta también tiene que ser extraordinaria. ¿No os parece?
Esta es una expresión muy significativa. A Jerusalén no se va: se sube. Geográficamente es así: su altitud ronda los 800 metros. Pero la expresión “subir a Jerusalén” está cargada de un profundo sentido espiritual. Jerusalén es la ciudad santa por excelencia, el centro del mundo, la esposa de Dios, madre de todas las naciones. Los israelitas peregrinaban tres veces al año al encuentro del Señor en su templo, cantando los quince salmos “de las subidas” (Salmos 120-135). También Jesús enseña a los apóstoles la importancia de este “subir a Jerusalén”: allí tendrá lugar su entrega suprema a la voluntad del Padre. Los que venís a Misa a la parroquia de Sant Sadurní no os costará nada visualizar esto “de las subidas”. Otra cosa es que las hagáis cantando… En verdad nosotros también podemos decir que a nuestra parroquia no se va: se sube. ¿Estamos de acuerdo? :)
Para los cristianos, la resurrección de Jesús ha abierto las puertas de otra Jerusalén: no ya la actual de piedra sino “la de arriba”. A esa “Jerusalén del cielo”, nueva Jerusalén, encaminamos nuestros pasos. Nuestra esperanza está en el Señor. Por eso podemos decir con el salmo 123: “a ti levanto los ojos, a ti que habitas en el cielo”.
Para acabar, la propuesta de hoy va a ser “echar un ojo” a todos o a alguno de esos quince salmos llamados “de las subidas”, es decir del salmo 120 al 135.
No lo olvidemos: esto va a pasar y Dios está con nosotros.
¡Ánimo, que HAY ESPERANZA!
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Hasta mañana… Si Dios quiere. :)
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