Los que hemos tenido un buen padre sabemos de lo afortunados que hemos sido.
A todos los buenos padres, un enorme agradecimiento y gratitud; y a los que no sean buenos padres, mi oración para que se conviertan e intenten serlo.
Gracias y, a todos, muchísimo ánimo.
Con razón, pues, tenemos en el calendario un día en el que conmemoramos esta gran figura. El día que se escogió como el Día del Padre es el día 19 de marzo, día de San José. Y es que el padre de Jesús aquí en la tierra, ha sido siempre una figura muy querida por el pueblo y la Iglesia, desde siempre.
Con estas líneas me gustaría profundizar un poco en la importancia de ser buenos padres, a partir de alguna de las sugerentes palabras del Papa en un escrito reciente. Y es que, como bien nos dice, “el mundo necesita padres”.
El Papa Francisco ha declarado el 2021 como el Año de San José y, como un regalo, nos ha escrito una preciosa Carta apostólica sobre el padre de Jesús, titulada Patris corde, es decir, ’Con corazón de padre’.
Del texto me llamó poderosamente la atención el punto 7 de la carta, en el que se destaca a José como Padre en la sombra. Ahí aparece esta expresión: “el mundo necesita padres”, que me parece muy cargada de significado. ¿Por qué me parece tan sugerente esta afirmación? Yo diría, al hilo de lo que apunta el Papa, por 4 motivos.
Primero, los hijos necesitan ser educados. Hay quien piensa que ser padre es tener hijos y ya. Cuando tener hijos y educarlos es un binomio irrenunciable. Los buenos padres han experimentado que tener hijos es un don y una tarea.
Segundo, los hijos necesitan padres, no colegas. Los hijos necesitan que su padre les enseñe a ser personas y a ir por la vida. No necesitan uno que les deje hacer lo que les dé la gana, como suelen hacer los “padres-colega”. Quien se relaciona con el niño como un colega deja a su hijo sin padre.
Tercero, ser padre es introducir al niño en la experiencia de la vida. Si un padre es capaz de cultivar en sus hijos la sana libertad y autonomía, hacerlos capaces de elegir bien, les estará amando de forma extraordinaria.
Cuarto, recordar que los hijos son de Dios. Nunca debemos olvidar que la paternidad es un “signo” que nos evoca una paternidad superior. Simplemente los hijos han sido confiados al cuidado de sus padres durante un tiempo.
Deseo de corazón que todos los que tienen hijos intenten ser buenos padres, que busquen en Dios la sabiduría para guiar bien a sus hijos y que no desesperen, que si el árbol se tuerce un poco después se puede enderezar. Mucho, mucho ánimo.
Para acabar, esta semana te propongo leer esta carta del Papa, la Patris corde, que se lee en un santiamén y además es muy sugerente. Verás.
Pa’lante...
¡Ánimo todos!
Feliz semana y que Dios te siga bendiciendo. :)
P. D.: Si te ha gustado el texto, dale al corazón que hay abajo a la derecha.
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