“Todo tiene su momento,
y cada cosa su tiempo bajo el cielo”
Eclesiastés 3,1
“El Día de la marmota” es una película en la que el protagonista, Connors, queda atrapado en el tiempo. Como reportero, va a un pueblo para retransmitir en directo una fiesta popular y muy famosa, conocida como Día de la marmota; el comportamiento de una marmota determina cuánto le queda al frío invierno. Cuando intentan marchar del pueblo, por una tormenta de nieve, tienen que dar marcha atrás y quedarse a dormir en el pueblo. Al despertarse se queda atónito al ver que vuelve a estar en el Día de la marmota, se encuentra con la misma gente y vuelve a revivir el día anterior. Pero solo le pasa a él. Connors se desespera y se suceden una retahíla de escenas cómicas en las que se ve la amargura con que lo vive todo. Pero, tras una conversación con una compañera de trabajo, se da cuenta de que en vez de deprimirse puede luchar por mejorar su vida ayudando a los demás. El protagonista hace ese “click” que le lleva a hacer el bien a todo el que lo necesite y, de hecho, lo consigue con bastantes personas. Sin embargo se desanima al no ser capaz de salvar la vida de un anciano indigente, después de llevarlo a un hospital para que lo atiendan. Es bonito ver que desarrolla mucho sus habilidades como hablar en francés, tocar el piano, y hasta empezar a estudiar medicina para ayudar a ese pobre anciano; pero “ya era su momento”. Lo bonito de su cambio es que, mejorando su actitud, ayuda a los demás y él es más feliz.
En parte, y después de llevar una semana de confinamiento, alguno de nosotros puede verse un poco (o muy) reflejado en este film. Tomemos la cita bíblica que os acerco hoy. En tus manos está tu tiempo (chronos, en griego: el tiempo en bruto, medido por el reloj): hay tiempo para todo. Pero, para cada actividad, cuentas con una oportunidad precisa (kairós, en griego: la ocasión oportuna): cada cosa tiene su momento. Sin juzgarlas, este poema (Eclesiastés 3,1-8) presenta todas las circunstancias que ocupan el tiempo de nuestra vida: algunas son fruto de una elección personal, más o menos afortunada; otras nos suceden de improviso, sin que podamos preverlas o controlarlas.
El éxito de una persona pasa por ser consciente de que existe un momento idóneo -ni antes ni después- para cada tarea: ¿sabes organizar tu vida a corto, medio y largo plazo? La vida se compone de realidades buenas y malas, de vida y muerte, de momentos felices y desgraciados: ¿te ves preparado para asumir los éxitos y fracasos que la vida te pueda deparar? Hay quien dice, y yo estoy de acuerdo, que este texto del Eclesiastés es de los que da más luz para describir la relación del hombre con el tiempo.
Para acabar os propongo un reto, algo urgente ya: escribir una carta para un hospital. Si “cada cosa tiene su tiempo”, vamos a hacer llegar nuestro afecto y esperanza a quienes tanto lo necesitan. ¡Queremos que saturéis el correo electrónico! Sé que tenemos lectores de muchos sitios como: Barcelona, Sabadell, Igualada, Madrid, Sevilla, Vitoria, Valencia, y hasta México, Argentina, Italia, Francia o Estados Unidos.
No lo olvidemos: esto va a pasar y Dios está con nosotros.
¡Ánimo, que HAY ESPERANZA!
P. D.: Seguimos con la propuesta de dar feedback, compartir reacciones. Primero, que si te ha gustado este escrito o los de los otros días, le des al corazón que hay en la parte inferior derecha. Segundo, que lo compartas vía Whatsapp; puedes hacerlo reenviando el link que te ha llegado o desde la parte superior derecha, donde aparece “Share post” (“Compartir escrito”).
En la web encontrarás la sección PARROQUIA VIRTUAL con propuestas de sentido para estos días: recursos virtuales, cartas para un hospital, etc. Hasta mañana… Si Dios quiere. :)
Comments