“Alegraos con los que están alegres; lloren con los que lloran”
Romanos 12,15
A todos nos sale, como de forma espontánea, alegrarnos con los que están alegres y llorar con los que lloran. Pero más aún si eso le pasa a un amigo o amiga. Cuando nos queremos tanto con los que hemos compartido tanto, todo lo que nos pasa lo vivimos mucho más. Estoy seguro de que muchas veces algún amigo te ha pedido que reces por él. O tú has pedido que recen por ti. Yo os he de confesar que, desde hace diez años, cuando alguien me pide oración, al instante rezo un Ave María por esa persona. A eso me ayudó un joven, casado, padre de familia, divertidísimo y muy piadoso. Me decía a veces gritando: “¡Mossèn, un Ave María por mí y la mujer!”. Entonces, de forma natural, tomé el compromiso personal de hacerlo al momento; porque si no, se me olvidaba. Eso se convirtió en un hábito y ya está integrado.
El Papa Francisco, dijo una vez que la oración que hacemos por otros puede tener resultados insospechados. Es decir, que Dios puede acoger esa oración para esa persona o situación por la que se pide, pero que puede la destine a otra persona o situación que Él considere más necesaria. Nuestras súplicas son siempre escuchadas, pero a veces para ayudar a personas que están en un país vecino o en la otra punta del planeta. Pienso, al hilo de esto, que será muy bonito y sorprendente, cuando sepamos la verdad de la historia y dónde llevó Dios nuestras oraciones.
En conclusión, pienso que no podemos menospreciar la oración de petición. Si bien es verdad que algunos se piensan que rezar solo es pedir, también nos puede pasar que nunca pidamos nada. En estos días me atrevería a poner la mano en el fuego y decir que muchos que apenas pensaban en Dios, se han acordado, y mucho, de Él. Y está bien… Ese puede ser un momento de gracia y un regalo para amar o volver a amar a Aquél que siempre nos ha amado. Desde aquí querría animaros a rezar y pedir con fe por muchos. Nos puede ayudar una frase del Salmo 130: “Señor, escucha mi voz; estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica”. Pero recordemos: cuando oramos Dios escucha el volumen de nuestra fe.
Para acabar, la propuesta de hoy: mirar el Motivo de gozo y el Propósito que había para este martes 12 de mayo, día 31 de Pascua. Puede ser muy bonito de hacer tanto para todos los de la casa… Entra, es 1 minuto, y lo descubrirás. Puede dar mucho de juego para todos. ¡Ya lo verás!
No lo olvidemos: esto va a pasar y Dios está con nosotros.
¡Ánimo, que HAY ESPERANZA!
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Hasta mañana… Si Dios quiere. :)
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