top of page

DIARIO DE LA ESPERANZA - Día 53

“Yo seré Dios para él, y él será para mí hijo”

Apocalipsis 21,7




Tomen asiento, pónganse cómodos, pasen y vean. Hoy acabamos la excursión que empezamos en los dos escritos anteriores, de la mano del Papa Benedicto XVI y de su exhortación Spe salvi -Salvados en esperanza-. En los “lugares” de aprendizaje y ejercicio de la esperanza, hemos visto la oración y el actuar y el sufrir. Hoy vemos “El juicio como lugar de aprendizaje y ejercicio de la esperanza”. Esta tercera etapa la hacemos con Spe salvi, 41-48.


Fiodor Dostoievski es unos de los escritores más grandes de la literatura rusa de todos los tiempos. En su novela Los hermanos Karamázov, protesta contra la creencia de que todos, indistintamente irán al cielo. Al final, los malvados, en el banquete eterno, no se sentarán indistintamente a la mesa junto a las víctimas, como si no hubiera pasado nada. Está claro que Dios es misericordia, pero ¿podría premiar igual al que ha dedicado su vida a hacer el bien y pelear por la justicia, que al que la ha dedicado a hacer el mal y extender el terror? La imagen del Juicio, aunque pueda inquietar, no debe dar miedo sino que debe exigir responsabilidad, que es distinto. Y esa responsabilidad, bien vivida, produce esperanza por las promesas de vida eterna y de felicidad sin igual.


“Tome asiento, póngase cómodo, pase y vea”. Así me lo explicaba un amigo. Al final, el Juicio va a ser como ver la película de tu vida, en toda su verdad y nitidez. Y aunque uno se pueda poner las manos a la cabeza, tranquilo, siempre estamos a tiempo de rectificar y pedir perdón. Pero mejor hacerlo antes de que llegues a ver esa película… De ahí la gran noticia que es el sacramento del Perdón y la Reconciliación. Hasta el último suspiro Dios nos estará esperando para derramar su misericordia ante quien humildemente y conmovido, se le acerca para levantar su mano pidiéndole perdón. Ahí sí, Él, con ternura de madre, nos abraza. Siempre. Por eso el Juicio (y la Confesión) es un lugar de esperanza. 


En verdad, seríamos ilusos si dividiéramos la humanidad en santos o malvados; o la vida después de la muerte en cielo o infierno. En realidad, hasta un agnóstico o ateo ve claramente una “clase media”. Y para esa gran mayoría de mortales, que hacemos lo que podemos, con más fallos que aciertos, anima mucho saber que nuestra inmundicia no nos ensucia del todo y para siempre, si permanecemos orientados a Cristo, a la verdad y al amor


Acabamos con una evidencia: la humanidad es más humana cuando vive unida. Desde esa postura, vemos claramente que nuestra esperanza es siempre y esencialmente también esperanza para los otros; solo así será realmente esperanza también para mí. Serás solidario si te haces esta pregunta: ¿Cómo puedo yo salvarme? Pero seguida de ésta: ¿Qué puedo hacer para que otros se salven y para que surja también para ellos la estrella de la esperanza? Si lo hacemos así, habremos hecho que la tierra brille un  poco más


Para acabar, la propuesta de hoy, como no podía ser otra, va a ser: leer y saborear esos tres puntos de la Spe salvi, 41-48. Pienso que nos va a venir bien repasar el texto de ayer para tener la foto más completa. Como te decía ayer, para qué te voy a poner la miel en los labios, si la puedes tomar tú, ¿verdad?


No lo olvidemos: esto va a pasar y Dios está con nosotros. 


¡Ánimo, que HAY ESPERANZA!


P. D.: Te recordamos que ya hay 3 Vídeos de la serie ANCLADOS en YouTube. ¡Échale un ojo a los tres!


Hasta mañana… Si Dios quiere. :)

0 views0 comments

Recent Posts

See All

Comments


bottom of page