“Como yo os he amado, amaos también unos a otros”
Juan 13,34
La Madre Teresa de Calcuta decía: “Do little things with great love” (Haz pequeñas cosas con gran amor). Este podría ser un lema ideal para cualquiera de nosotros, si queremos andar bien por la vida. Ella, que atendió junto a sus hermanas a miles y miles de personas en estado infrahumano, fue una luz extraordinaria para toda la humanidad. La figura diminuta de Madre Teresa contrastaba con la enorme santidad de su vida. Ella es actualmente, y seguirá siendo seguro, uno de los grandes referentes mundiales de amor a los más necesitados, de amor a los olvidados, a los más pobres de entre los pobres. Hemos de reconocer que todos nos llenamos la boca de solidaridad, de lucha contra la pobreza, de estar al lado de los pobres... pero ¡cómo nos cuesta implicarnos con ellos!
Yo personalmente podría hablar un rato largo sobre ella, ya que he tenido el inmenso regalo de haber estado por dos veces con las Misioneras de la Caridad, en Calcuta, y las conozco bien. Podría, como muchos otros que estamos en contacto frecuente con ellas, hablar sin parar sobre Madre Teresa y de esta congregación. Algunos sabemos mucha biografía suya, anécdotas contadas por algunas de ellas y el estilo de vida esta comunidad. Es una maravilla tanto la vida que estas monjas llevan, como el bien que están haciendo alrededor del mundo. ¡Cuánto que aprender de ellas…!
Todo esto lo digo porque en esta época, y hay que decirlo porque es muy bonito y necesitamos sacar a relucir las buenas noticias, ha aumentado mucho la solidaridad. Os he de decir que, en el momento de más trabajo en Cáritas de nuestras parroquias, aquí en nuestro pueblo, es cuando más personas se han ofrecido a ayudar. A mí me emocionaba recibir dos o tres correos electrónicos por semana, de gente que se ofrecía a ayudar. Ha habido de todo: personas de a pie e instituciones que nos han traído bolsas de comida, otros que han hecho donativos económicos; o personas de dentro y de fuera de las parroquias, que no estaban en el equipo de Cáritas, pero que se han incorporado a él, al menos durante un tiempo. Tuvimos una anécdota muy bonita. Una mujer, mientras estábamos dando la comida, por una de las ventanas que da a la calle, nos preguntó qué hacía falta. Entonces nos tendió la mano con un billete de 20 euros. Quiero decir que esto es vivir el Evangelio. La esencia del cristianismo es el amor, porque “Dios es amor” (1Jn 4,8.16). Y lo hermoso y emocionante es poner el amor en acción. Cuando uno ve todo esto, ¿cómo no ver ahí la mano de Dios?
Para acabar te hago la propuesta para esta semana: pensar cómo puedes vivir el Amor en acción, pensando en los más necesitados que conozcas. Mira a ver si puedes ayudar de alguna manera.
Feliz semana y que Dios te siga bendiciendo. No te olvides de saber ver la mano de Dios en lo bueno que te pasa o en la gente que te muestra su amor. :)
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