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DIARIO DE LA ESPERANZA - Día 3

Updated: Mar 22, 2020

“Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque Tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan.”

Salmo 23 (22),5



Algo que a muchos nos encanta es despertarnos temprano y tomar un café, mientras contemplamos el amanecer del nuevo día. La luz de la mañana nos enamora. Ese momento es especial y, al menos a mí, me ayuda a empezar bien el día (cómo lo acabemos ya es otra cosa…). Pero justo antes de que despuntara el primer rayo de sol, no ha habido luz, ha habido noche y ésta se puede hacer muy larga. En estos días, tenemos muy presentes a aquellos conciudadanos nuestros que están sufriendo insomnio por las preocupaciones, el estrés, la ansiedad, el temor, la responsabilidad. Hoy, todos los que estamos confinados tenemos bien presente a tantos que trabajan de noche como si fuera de día. Ellos dicen que lo hacen por vocación, pero eso no les quita el mérito. A todos los médicos y enfermeras que seguís este Diario: Gracias. Rezamos por vosotros sin parar.


En la vida tenemos épocas de todo. A veces vivimos com en una primavera y verano permanentes y otras veces como en un otoño e invierno que no acaban. Otras, una mezcla de todo. Ahora nos toca caminar a través de “cañadas oscuras”, como dice el Salmo 23 que nos acompaña hoy. La oscuridad, el frío, la soledad, el temor no son nada agradables, y menos cuando vienen juntas en comitiva. Pero los cristianos no olvidamos que a nuestro lado camina Cristo, y quien quiera voltearse, caerá en la cuenta de que con Él la oscuridad nunca es absoluta. Cuando existencialmente volvemos nuestro rostro a Dios, recuperamos la paz. La noche, con Él, se vuelve menos noche. Los miedos, con Él, se vuelven menos miedos. Y así con todo lo que me desasosiega, “porque Tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan”.


Para acabar os propongo un viaje, un viaje al final de la noche. Éste consiste en recordar que después de la noche viene el día, que después de la tormenta viene la calma. Os invito a dejar que las palabras del autor francés Georges Bernanos, templen y levanten nuestra alma. “Para encontrar la esperanza, hay que ir más allá de la desesperación. Cuando uno va hasta el final de la noche, encuentra de nuevo la aurora”. Ojalá encuentres la tensión que te encamina hacia el final de la noche, haciéndote desear todavía más la aurora que está a punto de despuntar y las horas de un nuevo día. ¿Lo probamos juntos?


No lo olvidemos: esto va a pasar y Dios está con nosotros.


¡Ánimo, que HAY ESPERANZA!


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